Y pasé de ser musa a ser putada

Me alejé por cobarde. Porque era todo tan bonito que no parecía real, y una de dos o me estaban queriendo mucho o me estaban engañando. Sea cual sea el motivo preferí huir.  

A estas alturas de la vida sigo sin saber que me da más miedo, si que me engañen o que me quieran.

Huí por gilipollas. Interpuse los miedos antes que las ganas. Me había construido unas alas tan de puta madre que las utilicé para echar a volar.

Me fui lejos. A tomar por culo de su lado y de todo lo que me llenaba y a la vez me aterrorizaba. No podía dejar que alguien me quisiera porque no me quería ni yo misma. ¿Cómo iba a querer a alguien? Yo, que tenía mi amor propio tirado en el suelo.
No podía dejar que alguien cargara a su espalda mi inmadurez, mis irresponsabilidades, mis enfados, a la niña interior que daba saltos de alegría (falsa) cuando salía un sábado y se bebía dos copas de más. 
No podía dejar que nadie se ilusionara de mis ilusiones rotas, que me intentara hacer feliz cuando ya me había acostumbrado a estar triste. No podía. No quería.

No dejaba que nadie tocara mis ruinas. Eran mías. Llevaban mi nombre propio. No quería reformas porque siempre he sido de las que piensan que cuando algo se rompe nunca va a volver a ser igual. Lo que no pensaba es que de eso se trataba de que no fuese igual, de que fuese mejor. Pero para eso me tenía que dejar reconstruir y no estaba dispuesta.

Me ausenté. De su vida. De su vista. De su lado derecho de la cama cuando dormía conmigo. De todos los caminos que me llevaban a su risa..

Y pasé de ser musa a ser putada.

Y sus ojos ya no leían mis mensajes de buenos días a las 2 de la tarde. Sus oídos ya no escuchaban mi risa al otro lado del teléfono, al otro lado del sofá. Sus oídos tampoco escuchaban ya mis tonterías de madrugada cuando el sueño me daba por desvariar.
Ya no existía nada porque me había ido. Había huido como una cobarde. Había salido corriendo, como una niña jugando al escondite, con el único propósito de que por un tiempo nadie me encontrara.

Me había perdido. Principalmente de mi misma

“No tienes cojones de arriesgar porque no tienes cojones de olvidar me decían”


"No guapos, estáis muy equivocados". 

·"No tengo cojones de arriesgar, porque no tengo cojones de volver a querer".

Comentarios

  1. muy identificado y muy bonito... me ha gustado mucho!

    ResponderEliminar
  2. Pero no olvides que eres una guerrera y que siempre habrá alguien, quizás no en este momento, pero más adelante quien robe tu sonrisa nuevamente.... besitos M :*

    ResponderEliminar
  3. muy potente y cierta esta reflexión,y creo que has dado en el clavo,ya que todos,aquí podemos sentirnos identificados!

    ResponderEliminar
  4. Olé.
    Se dice eso de que "una retirada a tiempo es una victoria" y quizá huir era ganar, no lo sé. Hay que ser muy valiente para huir, y asumir un cambio.
    De nuevo, olé, porque me quito el sombrero.

    ResponderEliminar
  5. Se puede escribir sobre uno mismo (es lo que me parece que haces) o inventarse historias. Es igual. Lo más importante ya lo haces: escribir de puta madre!
    Cuado la autoestima se extiende como una alfombra, cuesta creer que nos quieran.
    Besos.

    ResponderEliminar
  6. Qué directa, me encanta.

    Pero ahora que lo has escrito, lo reconoces, lo piensas, lo miras desde lejos, y... ¿no te dan ganas de darle la vuelta a tus principios y llevarte la contraria? Solo por saber qué pasará...

    Huir del amor... já, eso es imposible ;)

    Como dice Patty, alguien llegará y entonces no querrás huir mas que a sus (a)brazos.

    Besos.

    ResponderEliminar
  7. Todo esto emana una fuerza increíble. No sabía que se podían usar las palabras como dardos para crear tusnamis y terremotos.
    Felicidades, has derrumbado un mundo a partir de tus ruinas.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares