Los días tristes también hay que celebrarlos

366 días parecen pocos para quien no ha dejado de verte reír por las mañanas...

Por eso me sigo acordando de ti cada vez que cierro los ojos y me intento hacer creer que no voy a pensar en nada. Por eso sigo poniéndole tu cara a todos los desconocidos que pasan por Gran Vía, y por la Plaza de las Flores, y por la Catedral  y por todas las calles que recorrí contigo. Y por las que no también. 

No he conseguido olvidarme de ti ni 366 días después. 

He mirado tus fotos y tienes la misma felicidad que el día que te marchaste de mi vida sin ni siquiera despedirte antes. Sonrisa de cobarde. Lo que siempre has sido.
He empezado a leerme un libro que ni siquiera me gusta pero me recuerda a ti. Como todo. 

Hace más de 200 días que no escribo pero hoy lo merecía. 
Los días tristes también hay que celebrarlos.

Si supieras la de veces que he pasado por tu calle y he mirado para otro lado, ya sabes, por si aparecías. Si supieras la de veces que he borrado tu número para luego volver a apuntarlo. La de veces que he necesitado hablarte.

Me he hecho fuerte. Desde ti no he dejado que me hagan daño. Yo, que siempre había creído en el amor hasta que llegaste tú y te lo llevaste todo. No tengo amor para dar pero tengo mucho para darme. Por esa parte te tengo que dar las gracias. Me has hecho quererme. No todo iba a ser amor para ti.

He dejado pasar un día más para no hacer tan dura la recaída.

Si te das cuenta cuenta ya casi no escribo, pero cuando lo hago acabo hablando de ti.

Un brindis. 

Por ti.

Por mi.

Por mis ganas de llorar.

Por mis noches sin dormir.

Por tu sonrisa.

Felices 366 días sin mi.