Cuando lo que menos te apetece es hablar de ti

Todos en algún momento de nuestra vida hemos sentido la soledad.

Hemos vivido la ausencia de cerca, hemos tenido que despedirnos de alguien con lágrimas en los ojos porque no queríamos que se fuese.

Todos hemos vivido alguna vez el desengaño, no hemos dormido en nuestra cama por estar queriendo dormir en otra. Nos han quitado los sueños y no me refiero solo a cuando dormimos, que también.

Todos le hemos tenido que decir adiós a alguien con la boca llena de “ no te vayas”. Hemos llorando en público, y en privado, incluso hemos llegado a pensar que se nos habían acabado las lágrimas(pero no, por desgracia eso es algo que nunca se acaba).

Todos alguna vez hemos sido cobardes y no hemos ido detrás de lo que queríamos por miedo al rechazo. Otras veces hemos sido valientes y nos hemos dejado la suela de los zapatos corriendo detrás de lo que no queríamos perder. Otras nos ha comido el miedo de tanto que nos han jodido el corazón.

Todos hemos sonreído y el motivo ha sido alguien, nos han besado hasta hacernos temblar. A todos nos han hecho el amor y por un momento hemos sentido estar en el puto paraíso.

A todos nos han roto las ilusiones, hemos querido más de 365 días, hemos sonreído de cara a la gente cuando más roto estábamos por dentro.

A todos han prometido querernos, nos han jodido y no nos han sabido valorar.

Y si, hablo de todos, hablo de todos por no hablar de mi